Sinéad O’Connor: que tu música vuele alto

El pasado 26 de julio fue mi cumpleaños. Antes de finalizar el día leía, con tristeza, la noticia de la muerte de Sinéad O’Connor. No me lo podía creer… Y he tardado 2 días en escribir algunas líneas recordándola; 2 días en los que su alma ya estará volando junto a aquellos a los que más quería.

La música, la esencia y la persona de Sinéad O’Connor estallaron en mi vida entre los 15-16 años. Era el año 94 y lanzaba Universal Mother, un disco delicado y a la vez potente. Ella era tan diferente a todo aquello a lo que me había rodeado hasta el momento, que me enamoré. Rompía con todo, pero desde una ternura extrema.

Mi vida giraba 180 º mientras nacía una nueva etapa en la que su música me acompañaría durante años y años;  Su música, la cultura celta e Irlanda.  Parecía que todo giraba en torno a esta energía esculpiendo un renacer que me conduciría hasta la que soy ahora.

Quiero agradecer a Sinéad O’Connor por acompañarme, sostenerme a través de su voz y por su coraje en contribuir a crear un mundo lejos de artificios, egos y falsedades, siendo siempre ella misma; fuiste y eres una inspiración musical para mi. 

Se hace difícil poseer el don de la sensibilidad,  simultáneamente intentar llevar una espada y que el escudo esté lleno de orificios por los que brotan flores.  Existen combinaciones imposibles, por ello caemos una y mil veces.  Y en una de las caídas, puede que ya se haga complicado reemprender el vuelo.

Su mágica voz seguirá sintiéndose más allá de las barreras de esta existencia porque la belleza nunca muere. Gracias Sinéad.

(Atribuciones imagen:  Bryan Ledgard, CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>,  via Wikimedia Commons )

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